No tengo dudas al respecto. Saben que van a perder con holgura las elecciones. Entonces se reúnen, y Zapatero pregunta: «¿A quienes fastidiamos esta semana?». Rubalcaba, muy agudo, reparte el juego. «Esta semana le toca a Elena Salgado». Y Elena Salgado toma la decisión con su acostumbrada ligereza: «A los que tienen coche». Y rebajan la velocidad admitida en autopistas y autovías a 110 kilómetros a la hora.Más multas y un ahorro ridículo. La cosa es robar al que sea. Los ecologistas «sandía» están encantados con la nueva prohibición. Supongo que el ministro Sebastián obligará a partir de ahora a las fábricas de automóviles a retroceder en el tiempo. La SEAT fabricará de nuevo el «seiscientos», la Renault el 4.4, y Citroën el «Dos Caballos». Así no habrá manera de superar los miserables 110 kilómetros por hora en las autopistas. Con los coches que hoy se venden, y me refiero a los más modestos, se alcanzan los noventa kilómetros por hora con la primera marcha.La cosa es fastidiar, prohibir, molestar y hacer el imbécil. Lo tienen perdido y se desahogan.Hay algo más peligroso que un tonto. Un tonto malo. Y este Gobierno, el más tonto e inculto de cuantos hemos padecido los españoles, tiene muy malas intenciones. No hay más accidentes en Alemania que en España, y allí la velocidad en las autopistas es opcional. No hay más accidentes en Italia que en España, y allí el límite de velocidad es de 130 kilómetros por hora. Prohibido fabricar coches con cuarta y quinta velocidad. Volvamos a la romántica y limpia época de las diligencias y los coches de caballos. Lo malo es que lo que ahorraríamos en petróleo lo gastaríamos en tiempo perdido y en cuadras, que hay que ver lo que cuesta mantener un caballo. Que fue así, no lo duden. ¿ Vamos a perder cuatro millones de votos? Pues se van a enterar.Pero me parece injusto que limiten la velocidad a 110 por hora y a los motoristas de Tráfico no les obliguen a circular en vespinos. No tiene sentido. Esas motos enormes y formidables que usan nuestros agentes son exageradas para perseguir tortugas. Las autoridades en Vespino, y los policías municipales en «Velosólex», aquellos artilugios en los que había que pedalear y alcanzar una mínima velocidad antes de accionar el motor. En las bajadas superaban los cuarenta por hora, pero en las subidas, con motor y todo, era necesario darle a los pedales para no terminar abrazado al primer árbol de la cuneta. Lo que no puede hacer un Gobierno es cobrar treinta mil euros de impuestos a quien compre un Ferrari y obligarle a circular a 110 por hora como máximo, que es como exigir a los de la Ceja que rueden sus películas en blanco y negro con No-Do incluido.Y por supuesto, los Audi de los ministros a los garajes oficiales. A partir de ahora, los ministros en SEAT 1500, que estaban muy bien y lucían aparentes. Porque rodar a 110 kilómetros rumbo a Benidorm y experimentar el adelantamiento del Audi de Leire Pajín a 160 kilómetros por hora porque la nena quiere llegar a tiempo a la cena que le han preparados sus padres, se me antoja muy poco edificante. Si nos tenemos que fastidiar, hagámoslo todos.